Ilustración de El mapa perdido. |
Esta entrada es más bien un homenaje a cierta parte de esos libros que, interiormente, catalogo como "viejos" porque los leí ya hace mucho tiempo, pero que aún así, supieron guardar sus voces de tinta en un rincón de mi memoria.
Me refiero, cómo no, a los libros de la infancia.
Y aunque, naturalmente, haya cambiado mi manera de leerlos, a la hora de limpiar la biblioteca o a la hora que marque el destino, me paseo otra vez por sus páginas como el joven que soy ahora y como el niño que una vez fui y que duerme eternamente entre sus páginas.
Los primeros que vienen a mi mente son los cinco pequeños volúmenes de Las Crónicas de Spiderwick, escritos e ilustrados por Tony DiTerlizzi y Holly Black. Toadvía me acuerdo las circunstancias casuales y no tanto que me llevaron a conocerlos y a conseguir cada uno de ellos: el primero, El libro fantástico, la puerta a los demás, lo compró mi tía en la Ciudad de Santa Fe, después de haberla acompañado a hacer trámites y de dar un paseíto por sus calurosas calles de verano. Me acuerdo que con mi hermano nos peleábamos haber quién lo terminaba primero :)
El segundo y el tercero (El anteojo asombroso, El mapa perdido), lo compraron mis papás en dos supermercados Carrefour; mientras que el cuarto, El árbol metálico, compartió el origen santafesino del primero, y el último, El ogro malvado, proviene de una de esas peatonales turísticas cercanas a la costa...
Y seguimos peleando con mi hermano haber quién daba fin primero a las peripecias de los hermanos Grace, esperando pacientemente cada libro... hasta que, finalmente y con una sonrisa en los labios, dimos fin a la "batalla" literaria...
Los libros son de fácil lectura, con una trama envolvente y de género fantástico, y van acompañados por grandiosas ilustraciones que recrean desde otro punto de vista la historia y le brindan mayor fortaleza. Ninguno deja de lado la aventura que mueve a los personajes, pero también esconden pequeñas metáforas y temáticas mágicas e interesantes, como la posibilidad de ver lo que otros no ven, o el qué pasaría si eso que no vemos alterase nuestras vidas como enemigos invisibles que no nos dejan otra opción más que creer en ellos. Lo bueno es que la historia dramática tiene algo de peso, no mayor ni igual que la fantástica, pero aún así, destacable, en la saga.
En 2008, Paramount Pictures y Nickelodeon Movies llevaron a cabo la adaptación de los libros a la pantalla grande y, aunque cambiaron un poco la trama, en mi opinión hicieron un gran trabajo, alterando o agregando elementos a favor de la trama.
También recuerdo la saga Los seis signos de la luz, de Susan Cooper y el libro de suspenso Cara a cara, de Frances User, rescatados del carrito olvidado de los grandes supermercados. Historias no muy exigentes, pero que, en su momento, supieron captar mi atención, e incluso leí más de una vez. Uno de los libros de Los seis signos de la luz también fue llevado al cine por Twenty Century Fox, aunque sin buenos resultados.
Dailan Kifky fue el primer libro que leímos en la escuela, en primer grado, y aunque lo recuerdo como en sueños, sé que también fue una pequeña voz que me llevó a conocer otras voces de tinta y papel.
El cristal del miedo, de Margarita y Maira Serrano, un pequeño gran libro, tan sencillo y puro como sus ilustraciones, quizás sea el que más rescato de todos ellos. Una historia rápida pero profunda que habla sobre el temor, el repudio, lo engañoso de las apariencias y, especialmente, la magia del querer.
Los ojos del perro siberiano, de Antonio Santa Ana... Quizás no sea un libro de la infancia, pero aún así le abrí sus puertas a muy temprana edad, y cada vez que lo leo, le encuentro un sentido diferente que, sin embargo, no apaga jamás la tristeza que evocan sus últimas páginas.
Pesadilla para hackers, Rey Secreto, Enciclopedia en la hoguera, El inventor de juegos, todos del genial Pablo de Santis, puertas a su extraña percepción de la vida...
Un crimen secundario, de Marcelo Birmajer...
La trilogía Memorias del Águila y el Jaguar, de Isabel Allende...
El guardián de los dragones, de Carole Wilkinson...
Algunos más, otros menos, de una u otra forma, todos supieron dejar su rastro en mi corazón.
Por eso un agradecimiento silencioso a sus autores cada vez que los rescato del estante y me paseo por entre sus páginas...
Ilustraciones de El árbol metálico y El mapa perdido, de la saga Las Crónicas de Spiderwick.
me fascinó esta nota
ResponderEliminaraunque no leí todos los libros que leiste, te llega mucho :)
quiero leer spiderwick de nuevo!
nos vemos desp lukitas.
Acun.
Llego el momento melancolico (? pero es cierto, siempre estan esos libros que nos dejan una marquita y a pesar de que uno crece, madura y empieza a ver con otros ojos las cosas, muchas esas palabraas quedan guardadas en el corazon ( al final la melancolica termine siendo yo xD)
ResponderEliminarpd: estoy esperando ansiosa la combinacion de pizza y zombies :)
dani hoy es el gran dia de los zombies!!! :)
ResponderEliminarpero aparte de eso: viste que te hice caso? ahora la entrada se llenó de imágenes :D creo qe quedó un poco mejor.
gracias por el consejo!!!
en la foto de "memorias del.." esta el aguila, pero no el jaguar.. jaja q discriminación!
ResponderEliminarFacu.
fea la actitud.
ResponderEliminares que todo aquello qe tenga uñas largas y felinas no está bien visto en libros como estos... (?) no mentira jeje, es una buena trilogía.
gracias por comentar!
Envidia total, quiero el libro de las crónicas waa :(
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